EL MÉTODO MONTESSORI EN LA ARQUITECTURA
A principios del siglo XX, María Montessori comenzó su pedagogía científica, que se basa en la estimulación para contribuir positivamente al desarrollo del cerebro en la infancia, respetando su individualidad, autonomía, autoestima y confianza en sí mismos.
Parte de su filosofía consiste en crear espacios en los que exista una libertad para desarrollar la mente, pensar y diseñar y en la que las texturas, medidas y colores potencien las virtudes en la niñez a través de la estimulación
Actualmente este método es uno de los más aplicados en los espacios educativos infantiles educativos para mejorar el aprendizaje.
Esta frase resume a la perfección el espíritu Montessori:
“Una actitud más justa y caritativa sería crear un ambiente adecuado en el que el niño estuviera libre de la opresión de los adultos, donde realmente pudiera prepararse para la vida. La escuela debería sentirse como un refugio frente a la tormenta o como un oasis en medio del desierto, como un refugio seguro para su espíritu”. (María Montessori)
Las características especiales que los espacios Montessori comparten son las siguientes:
Simplicidad, organización y silencio
Es fundamental crear un ambiente tranquilo y acogedor que favorezca la toma de decisiones y la concentración, evitando un espacio con aparatos electrónicos que puedan crear confusión.
Seguridad.
El espacio debe ser explorable y seguro. En estas edades el descubrimiento se hace a través del juego, por eso se debe potenciar que sea de manera autónoma, diseñando estancias adaptadas a sus usuarios.
Accesibilidad y ergonomía
El entorno está diseñado para poder desarrollar las actividades diarias. Disponer todo de forma accesible y segura es la clave para poder alcanzar objetos, coger herramientas, abrir cajones, etc. sin depender de los mayores y estimular así el conocimiento.
Una de las actividades más importantes es la hora de ir al baño. El acceso al mismo debe ser independiente para adquirir buenos hábitos. Saber la altura y la disposición es importante a la hora de diseñarlos.
IMAGEN MONTESSORI KINDERGARTEN/CHIARA YE
Una escalera pequeña funciona muy bien como elemento de autonomía.
Estimulación del tacto y la vista.
Juego y arquitectura forman un tándem en el diseño. Mediante espacios abiertos, diferentes revestimientos, acabados y texturas, se invita a los infantes a ser protagonistas tanto en lo social como en lo físico e interactuar con su entorno.
Se recomienda priorizar los colores claros y la luz natural.
IMAGEN MONTESSORI KINDERGARTEN/ Luiza Ananias
Decoración y accesorios.
Las ilustraciones y los dibujos despiertan el interés de los niños por el arte, pero sólo funcionan si están a la altura adecuada,
Los estantes y percheros deben permitir colgar mochilas, cazadoras y paraguas sin la ayuda de un adulto y facilitan la organización del espacio.
Las alfombras al pie de la cama o del sofá posibilitan no pisar un suelo frío al despertarse y permiten pisar con firmeza y seguridad.
Fomentar la curiosidad y descubrimiento.
Las escuelas infantiles ubicadas normalmente en las ciudades no disponen de grandes espacios exteriores pero pueden ser igual de estimulantes y creativas si se crean espacios que suplan esas carencias. Emplear paredes móviles que dividan o unan las estancias, utilizar elementos transparentes para crear comunicación visual y fomentar la colaboración, son algunos de los factores que tener en cuenta a la hora de diseñar las aulas.
IMAGEN HEY!CHEESE
Un espejo y una barra de apoyo son estímulos interesantes El primero sirve para el reconocimiento del cuerpo, para identificar expresiones faciales, emociones y nuevos movimientos. La barra ayuda a ganar firmeza y equilibrio.
IMAGEN SMIRNA MONTESSORI
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